Este lunes se conmemoró el Día Internacional de la Memoria de los Trabajadores, un evento que recuerda a aquellos que han perdido la vida en sus lugares de trabajo y que sirve como plataforma para abogar por la seguridad laboral. En 2023, se estima que 140,587 trabajadores en Estados Unidos fallecieron a causa de condiciones laborales peligrosas, lo que equivale a aproximadamente 385 muertes diarias. Este alarmante número plantea serias preocupaciones sobre el futuro de la seguridad en el trabajo, especialmente en un contexto donde se están debilitando las protecciones fundamentales que han sido parte del marco laboral en el país.
Desde el inicio de su administración, el expresidente Donald Trump ha tomado medidas que han impactado negativamente la seguridad laboral. Entre sus primeras acciones, se incluyeron despidos masivos de trabajadores federales y recortes salariales a cientos de miles de empleados bajo contratos gubernamentales. Además, Trump emitió órdenes ejecutivas para revisar y eliminar regulaciones existentes, lo que ha llevado a un debilitamiento de las agencias encargadas de la salud y seguridad en el trabajo, como la Administración de Salud y Seguridad Ocupacional (OSHA).
El impacto de estas decisiones se ha visto reflejado en la disminución de la capacidad de estas agencias para prevenir accidentes laborales. Por ejemplo, se ha informado sobre el cierre de oficinas de OSHA en estados con altas tasas de fatalidad laboral y la eliminación de recursos críticos del Instituto Nacional de Seguridad y Salud Ocupacional (NIOSH), lo que limita la investigación y el desarrollo de políticas basadas en evidencia para mejorar la seguridad en los lugares de trabajo.
A lo largo de los años, la existencia de OSHA ha sido fundamental para reducir las muertes laborales, salvando más de 712,000 vidas desde su creación y disminuyendo las fatalidades en los lugares de trabajo en casi dos tercios, a pesar de que la fuerza laboral estadounidense se ha más que duplicado. Sin embargo, aún persisten riesgos significativos, con millones de trabajadores sufriendo lesiones y enfermedades relacionadas con el trabajo cada año. Las medidas adoptadas por la administración Trump, que incluyen la eliminación de estándares de seguridad cruciales, amenazan con revertir los avances logrados en la protección de los trabajadores.
En particular, la paralización de una nueva norma sobre la exposición al sílice, una sustancia altamente tóxica, podría resultar en un aumento de enfermedades mortales como el síndrome de pulmón negro entre los mineros de carbón. Además, la falta de una norma federal sobre la exposición a calor extremo deja a miles de trabajadores vulnerables, especialmente en un contexto de cambio climático que está exacerbando las condiciones laborales peligrosas.
Los datos indican que las disparidades en la seguridad laboral afectan desproporcionadamente a los trabajadores mayores, los trabajadores de color y los inmigrantes. En 2023, más del 33% de las fatalidades laborales ocurrieron entre trabajadores de 55 años o más, y una gran parte de los fallecidos eran inmigrantes. Esta situación pone de manifiesto la necesidad urgente de reforzar las normas de seguridad laboral y la capacidad de aplicación en todos los niveles.
La debilidad de OSHA se ha visto agravada por el crónico subfinanciamiento y la falta de personal, lo que ha limitado su capacidad para garantizar la seguridad en los lugares de trabajo. Aunque la administración actual ha intentado aumentar los esfuerzos de aplicación, la realidad es que se necesitarían 185 años para inspeccionar cada lugar de trabajo en EE.UU. con el número actual de inspectores.
Frente a este panorama, los estados tienen un papel crucial que desempeñar. La Ley de Seguridad y Salud Ocupacional permite a los estados implementar sus propios programas de OSHA, siempre que sean al menos tan efectivos como los federales. Algunos estados, como California y Minnesota, han implementado estándares más rigurosos, pero muchos otros han fracasado en adoptar nuevas normativas necesarias, dejando sin respuesta las quejas de los trabajadores.
En resumen, las decisiones tomadas durante la administración Trump han puesto en riesgo la vida y la salud de miles de trabajadores, amenazando con revertir décadas de progreso en materia de seguridad laboral. A medida que la crisis de derechos laborales se intensifica, es imperativo que los estados refuercen sus propias protecciones y que el Congreso intervenga para restaurar la capacidad de las agencias encargadas de la salud y seguridad laboral. La seguridad de los trabajadores no debe ser un tema de debate político, sino un compromiso inquebrantable por parte de todos los niveles de gobierno.
- El creciente número de trabajadores que mueren en el trabajo: las críticas de Trump a la OSHA podrían agravar la situación - abril 30, 2025
- Startup respaldada por Bezos lanza camión pickup inspirado en el icónico Toyota Hilux de los años 80 - abril 29, 2025
- Empresas de GNL afirman que no pueden cumplir con las regulaciones de Trump sobre buques chinos - abril 27, 2025